Toda actividad que signifique un acercamiento a la armonía interior, puede ser catalogada de terapia.
Es por esa razón que el terapeuta no hace realmente una terapia, sino que la facilita.
El origen de los problemas es siempre el mismo, aunque conviene enfrentarlos de una forma u otra según sea el caso. La causa profunda siempre es un olvido de la verdadera identidad, pero esa identidad se pierde en muchos niveles distintos, por eso hay distintas formas de terapia.
El Biomagnetismo, el Reiki, las visualizaciones, la dieta, los decretos, la cromoterapia y tantas otras actividades terapeuticas, nos ayudan en conjunto a armonizar las patologías desde muchos niveles a la vez, para que el efecto sea más consistente y nos enseñe en la medida de lo posible, la lección que el problema vino a darnos.
Toda terapia puede ser practicada por separado, pero lo conveniente es combinar fuerzas. En última instancia, lo que superará el problema será el aumento de conciencia de quién lo vive y no las actividades externas de por sí.
Es cierto, podemos armonizar una otitis usando exclusivamente imanes, pero eso no solucionará el problema de fondo en el sistema inmunológico. Si hubiera verdadera armonía, la otitis nunca hubiese aparecido, y aunque una vez enfermos debemos antes que nada estabilizar el cuerpo, ya superado el impás deberíamos tomar precauciones algo más duraderas.
La terapia es realmente un camino sin fin, que nos acerca indefinidamente a la felicidad.